La emisión duró 72 segundos, con una intensidad 30 veces mayor al ruido, generado por las interferencias producidas por los ecos del Big Bang.
La señal fue descubierta unos días más tarde, al ser revisada por el profesor Jerry R. Ehman, que a causa de la sorpresa, hizo una exclamación a modo de "Wow" que ha dado nombre a la enigmática señal. Se estipula que la procedencia de dicha señal tiene su origen en la zona oeste de la constelación de Sagitario.
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